03 noviembre 2007

Los ponientes y las generaciones. Los días, y ninguno fue el primero. La frescura del agua en la garganta de Adán. El ordenado Paraíso. El ojo descifrando las tinieblas. El amor de los lobos en el alba. La palabra, el hexámetro, el espejo. La torre de Babel y la soberbia. La Luna que miraban los caldeos. Las arenas innumerables del Ganges. Chuang-Tzu y la mariposa que lo sueña. Las manzanas de oro de las islas. Los pasos del errante laberinto. El lienzo infinito de Penélope. El templo circular de los estoicos. La moneda en la boca del que ha muerto. El peso de la espada en la balanza. Cada gota de agua en la Clepsidra. Las águilas, los fastos, las legiones. César en la montaña de Feusalia. La sombra de las cruces en la tierra. El ajedrez y el algebra del persa. Los rostros de las largas migraciones. La conquista de los reinos por la espada. La brújula incesante, el mar abierto. El eco del reloj en la memoria. El rey ajusticiado por el hacha. La voz del ruiseñor en Dinamarca. La escrupulosa línea del calígrafo. El rostro del suicida en el espejo. El naipe del tahúr, el oro ávido. El polvo incalculable que fue ejércitos. Las formas de la nube en el desierto.

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