28 octubre 2007

25 de febrero de 2004

El mar se impacienta, en tu ausencia mi mundo gira, no tiene sentido, sólo recordar tus pasos, tus sonidos, me hacen regresar a ese capullo suave y bello que es mi pensamiento. No suena el mar, no sopla el viento, mis alas ya no levantan el vuelo. Prefiero hacerme la proposición de ir a dormir que seguir despierta pensando en la ausencia. El tiempo parece no transcurrir y de nueva cuenta el mar azota, troza la arena, el camino de quien corre, el paseo de los amantes, la vista al horizonte y de nueva cuenta, tranquilo permanece.
Su vaivén me recuerda largas noches en tu cuerpo, mojados, fundidos y sonriendo, apoyando tu cabeza en mi regazo, tus manos en mi cadera y tus besos en mi vientre, corto tiempo que desaparece, dejando solo una estela de recuerdos que no me favorecen…
Miro a través del balcón de mis ideas, esta mi cerebro rutilante, trabajando en el momento que debería estar descansando. Mido con mis dedos el tiempo ausente que llegará poco a poco y te traerá a mi cuerpo, cuento con delicadeza, con certera impaciencia, tanto para regresar a este momento que estoy escribiendo y saber que te espero nuevamente. Sueño dormida, abro mis ojos y veo tu perfume reconocer mis huecos, recorrer mis senderos, aquellos que conoces, aquellos que con tu boca también recorres. Duermo y mañana te contemplo.

No hay comentarios.: