Contemplaba el vacío, y el vacío me contemplaba a mí. Tanto disparate que mi mente echó a reír. Surgió entonces tu silueta, alta y bella, tan segura. Mi rostro enrojecido te buscaba un beso… y no había nada.
Fue tu imagen en mi instante, mi instante de vacío, que al tenerte en mi mente, dejo de ser vacío.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario